Por Francisco Mojarro
Seré honesto. Me había
limitado a no escribir sobre el tema, porque no me parecía pertinente hablar
respecto a una situación que no he vivido en carne propia. Pero me canse de ver
como son atacadas y juzgadas en redes sociales, desprestigiando su causa. Si
bien es cierto, que no coincido con algunas acciones realizadas durante sus
manifestaciones, no quiere decir que no estoy con ellas.
La situación de la mujer en
México deja mucho que desear, porque hemos vivido con una idiosincrasia, donde
al hombre se le hace creer ser superior a la fémina. Por ende, las condiciones
laborales y de la vida misma, son muy inferiores para ellas. Etiquetarlas como
el sexo débil y que no pueden estar al mando de cierto cargo, por ser “mujer”,
resulta ser un insulto para quienes se han esforzado por llegar al lugar que se
encuentran.
Es inevitable no preocuparme
cuándo mi madre va a resolver a algún pendiente en la calle y demora en
regresar o mi prima no llega del trabajo a la hora acostumbrada. Me indigna ver
en las noticias la cantidad de mujeres asesinadas diariamente porque, aunque no
las conozco, también pido justicia para ellas. En general, quiero que se
detenga la ola de violencia en contra de la mujer.
De acuerdo al SESNSP en México
tres mujeres son asesinadas por día y por lo menos 49 mujeres son abusadas
sexualmente a diario. Tan solo en el mes de junio fueron asesinadas 79 féminas.
Este es uno de los principales motivos para que ellas estén saliendo a las
calles pidiendo seguridad y un alto total a estas acciones.
Hace días se realizó una marcha
feminista en la ciudad de México, donde se registraron hechos violentos; el periodista
Juan Manuel Jiménez de adn40 fue agredido físicamente por un hombre, cuando
cubría dicho evento. Lo cual vino a generar todo un debate en redes sociales, y
en los medios de comunicación nacionales ni se diga, distorsionaron tanto la
situación, con la finalidad de satanizar las manifestaciones.
La teoría de que se hayan
infiltrado en la manifestación para causar disturbios, suena muy fuerte. Es que
a nadie sorprendería el actuar de las autoridades, porque en incontables
ocasiones han tratado de quitarle fuerza a movimientos sociales, a través de la
infiltración. Aunque no todos, pero si gran parte de los medios nacionales
compran esa idea y le dan difusión, creando desconcierto entre la población.
Como lo dije en el inicio, nunca
he estado a favor de violencia dentro de una manifestación, pero entiendo la
situación. No les puedes venir a decir que su forma de protestar no es la
adecuada, porque cuando lo hicieron sin causar algún daño, fueron ignoradas.
Resulta muy fácil tirar
estiércol sobre algo que no has hecho. Me pregunto, cuántos de los que están
criticando estas medidas tomadas por las mujeres, han salido a exigir mejores
medidas de seguridad, para poder salir a la calle sin temor algún. O, mejor
dicho, cuántos han salido a la calle a defender sus derechos.
Se tiene que analizar a
profundidad el fenómeno, porque lo ocurrido el viernes 16 de agosto, sólo es la
consecuencia de algo que no se ha hecho. Es decir, que desde hace varios años
se viene cargado con esa problemática y el gobierno no ha podido resolverlo.
Además, dichas acciones no se
deben de ver como “vandalismo”, sino, como una muestra de todo el hartazgo que
tienen las mujeres. De alguna u otro forma tienen que hacerle saber a las
autoridades, que ya no están dispuestas a seguir soportando. Ya no vivimos en
esa época, donde la mujer era sumisa. Ahora es todo lo contrario, y debemos de
respetar su decisión.
¿Qué podemos hacer los hombres
para apoyar el feminismo, desde este lado de la trinchera? Tratar de radicar
ese comportamiento machista, que tanto daño le ha hecho a nuestra sociedad. Por
ejemplo, desde pequeños nos han dicho cuáles colores debe de usar el hombre y
la mujer; si el hombre usa el color rosa es “afeminado”.
Es cierto, que los hombres no
nos podemos hacer una idea de todo el calvario que están pasando, ni mucho
menos del temor que tienen por vivir en un país como el nuestro. Se sabe que el
mayor proveedor de todo lo mencionado es el hombre, pero no es justo que por
unos paguemos todos.
Somos más los que estamos
dispuestos a luchar codo a codo con ustedes, en contra de un sistema que nos
atosiga a todos. Solamente la unión del pueblo, pueda hacer que la cúpula del
poder tiemble, que se caiga si es necesario.
Prefiero ver un edificio pintado con mensajes, que Cruces sobre las calles; ver cristales quebrados, y no una familia destruida, un pañuelo cubriendo un rostro, a que se empape de lágrimas; ver una ciudad ardiendo, y no a mujeres muriendo
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